Rodea la leyenda a días de guardar |
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Semana Santa 2004. En el poblado de La Hibernia cuenta una
historia que dos jóvenes, por trabajar el arado un Jueves Santo, fueron tragados por la tierra |
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Por EDUARDO SANTOS PALABRA / México | 
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Además de la muerte y resurrección de
Jesucristo en Semana Santa, algunos de los pobladores de La Hibernia recuerdan la leyenda de Lucas y Marín, dos jóvenes a
quienes, por trabajar un Jueves Santo, se los tragó la tierra.
"Don Tomasito", como le dicen cariñosamente sus vecinos,
es el mayor de los habitantes y quien recuerda con más detalle aquel suceso que pasó de boca en boca a cada generación.
"Yo
vivo aquí desde 1940 y aquí me casé, escuché la leyenda pero ya tenía mucho tiempo de haber sucedido, de hecho la casa del
padre tampoco la conocí, porque ya estaba en ruinas", comentó el hombre canoso y sin vista a causa de la edad.
Y es
que además de los muros de la antigua casa del párroco, la iglesia principal de La Hibernia y cada calle de ese pueblo que
guarda trocitos de historia, Tomás Sánchez Sifuentes es testigo vivo del pasar del tiempo.
La memoria aún es una aliada
en su charla y a sus 92 años recuerda a las personas que platicaban sobre un castigo enviado desde el cielo.
"Sus papás
dijeron a Marín y Lucas que no trabajaran porque eran días de guardar, pero ellos quisieron trabajar para no perder dinero
con sus sembradíos, sabrá Dios si sería cierto", expresó don Tomasito con cierto sentimiento de duda.
Como para esas
fechas la presencia de la lluvia favorecía a las parcelas, los dos hermanos no quisieron desaprovechar las bondades del clima
y fallecieron a causa de su avaricia.
Don Tomasito escuchó entre los pobladores de La Hibernia que ese día hubo un
gran temblor que partió el suelo y se llevó a sus profundidades a Marín y a Lucas.
"Desde ese entonces, se dijo que
la gente oía bramar a los toros en señal de duelo, cada Jueves Santo", comentó el anciano.
"Yo nunca he escuchado nada",
indicó don Tomasito como queriendo mantenerse al margen de lo que pudiera ser un mito contado a lo largo de generaciones.
La
prueba de la posible existencia de Lucas y Marín desapareció, pues los pozos de agua, que pertenecieron a los hermanos, fueron
tapados hace aproximadamente cinco años y hoy sobre ellos están casas, parte de un nuevo fraccionamiento.
Tomasito
señaló que los abastecimientos de agua de los hermanos se ubicaban a menos de un kilómetro de la iglesia principal de La Hibernia.
"Recuerdo
que la gente no salía, porque tenía miedo de que se fuera a caer en uno de ellos, como ya sabían de los pozos, en la noche
ni salían".
El seño de Tomás se tornó triste cuando aseguró ser el único que conoce la leyenda a la perfección, pues
sus contemporáneos, incluyendo a su esposa, suegra y cuñados ya fallecieron hace años.
"Ahora casi no se habla de ellos
(de Marín y Lucas), ya todo se terminó, porque no hay ni papeles, ni libros, ni nada, la generación que conocía la leyenda
se acabó".
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