En busca del Hijo de Dios
El 6 de enero se celebra La Epifanía y en recuerdo a los magos de Oriente que buscan a Jesús recién nacido,
la gente se sienta alrededor de la rosca para encontrar al niño
Por Eduardo Santos Cuenta la historia, que unos magos de Oriente, guiados por una estrella, llegaron a Belén
para postrarse ante el Hijo de Dios recién nacido, a quien le ofrecieron oro, incienso y mirra; de este suceso los franceses
iniciaron en la Edad Media, la tradición de partir la Rosca de Reyes. Para España fue peligroso tomar la costumbre,
pues el pan de Reyes llegó a este país en plena invasión árabe, sin embargo, cuando su territorio quedó libre de Moros, fue
a través de los españoles que el festejo vino a América. Se piensa que la Rosca de Reyes es redonda porque los Magos
eran de diferentes naciones y el círculo representa la unión de todos los rumbos y que el niño en el interior del pan representa
a Jesús que se esconde de Herodes quien en este caso es el cuchillo. Sin embargo existen tantos significados como personas
en el mundo. "Son diferentes interpretaciones, cada quien le va encontrando un sentido, en realidad el propósito
es compartir todos juntos en el espíritu de apertura, de hospitalidad sin distinción de razas ni culturas, es una manera de
estar abiertos a los demás, la Epifanía es eso, la luz que se expande a todos", explicó Luis Fernando Nieto, párroco de la
Iglesia San Pablo Apóstol. El 6 de enero es la fecha de una de las más importantes fiestas para la Iglesia Católica:
La Epifanía, en la se recuerda cómo Jesús se manifestó a los magos. La adoración que los visitantes de Oriente rinden al
Hijo de Dios se narra en el Evangelio de Mateo capítulo 2. "La celebración de la Epifanía es la manifestación de
la salvación para todos los pueblos representados por esos reyes, ellos nos representan a nosotros que no pertenecemos al
pueblo de Israel", agregó el padre Nieto. El párroco de la Iglesia San Pablo Apóstol aclaró que desde el punto de
vista religioso la Rosca de Reyes no tiene ningún significado, sin embargo es una tradición que tiene como fin reunir a la
familia. Es un asunto de tipo cultural que viene a ser una reminiscencia del evento ocurrido en Belén en el cual
magos de Oriente buscan a Jesús recién nacido, agregó, así también la gente se sienta alrededor de la rosca para encontrar
al niño. "La Rosca de Reyes no ha perdido tradición, sigue siendo la misma rosca de hace 50 años, con la diferencia
de que antes traía cuatro niños, ahora le ponen hasta seis", comentó Jorge Ayala Vallejo de 65 años. Para Martín
Morales, profesor de bachillerato es importante inculcar a las nuevas generaciones seguir la costumbre del seis de enero,
pues en estos tiempos la publicidad acapara la mente de la niñez y la juventud. "La tradición se ha ido perdiendo
debido a la mercadotecnia con lo productos que nos trae, pues ahora se festeja más a los juguetes que a la Rosca de Reyes
y de que el 2 de la Candelaria tenga que pagar quien saque el niño", declaró. ¿Dónde quedó el niño? Los primeros
en partir la Rosca de Reyes escondían en ella un haba, pero como la gente se la comía, al término del festejo, se desconocía
el paradero de la misma; por ello se recurrió a la figurita del niño ya sea en porcelana o plástico, se suponía que así nadie
podría comérsele. "El mono está muy duro, yo tengo suerte para que me salga, por más que lo quiero masticar no se
deja y al final de cuentas pues uno lo tiene que aventar", expresó Gerardo Ibáñez, repartidor de nieve. Antes de
terminar en un basurero, en el bolsillo de algún pantalón o bajo la lengua de alguien, el niño, en principio, debe estar dentro
de la rosca, pero ¿cómo llega ahí? José Flores Saucedo, panadero con 12 años de experiencia, explicó que existen
diferentes formas de introducirlo, una de ellas es alzando la fruta y colocarlo entre el pan cuando aún está caliente, pues
de esta manera no queda la marca. "Otra es meterlo dentro de la masa cuando está cruda y así llevarla al horno, el
niño no se quema mientras no salga de la rosca y no toque la charola caliente", agregó. Y aunque el haba fue sustituida
por la figura de plástico para que no se perdiera, aún así se dan casos de niños extraviados, pues tener que cooperar con
los tamales para el 2 de febrero implica un desembolso de dinero. "Mis hijos trataban de que yo no tuviera gastos,
porque somos de bajos recursos, por eso escondían el monito y no le decían a la maestra o a sus compañeros", comentó Ana Francisca
Padilla, ama de casa. La búsqueda de un patrocinador para los tamales y el chocolate del 2 de febrero tiene como
objetivo enmarcar otra de las grandes fiestas cristianas, el Día de la Candelaria, fecha en la que el niño Jesús fue llevado
al Templo por María y José.
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