Se fue la amiga de todos, Silvia Mohamar Abugaber, quien
dedicó su vida a los más necesitados
EDUARDO SANTOS
10 MINUTOS
Silvia Mohamar Abugaber se fue la madrugada del lunes con
un compromiso cumplido, que se logró gracias a que dedicó su vida en acciones positivas para beneficio de los más necesitados.
El compromiso fue con Cristo y se propuso trabajar en ello
hace más de tres décadas cuando se despertó en ella la vocación por servir al prójimo.
“Viví un cursillo de cristiandad, ese día al terminar,
me comprometí con Cristo a realizar cada día de mi vida acciones positivas en beneficio de los demás, sobre todo en beneficio
de los que más sufren, de los niños, ancianos, enfermos, discapacitados, de los que tienen hambre”, explicó en una entrevista
concedida a Radio Concierto hace dos años.
Pasó por la vida entre comedores populares, recaudando fondos
para enfermos y gente desprotegida, visitando el Instituto Down y elaborando proyectos para ayudar a víctimas de drogas y
violaciones. Lo siguiente sería ayudar a las mujeres con cáncer, pero ella ya no está para hacerlo.
Ayer fue su funeral, en donde rostros desencajados denotaban
su tristeza de haber perdido una entrañable amiga, a la cual le faltaron manos
en vida para contar a sus amigos, pues siempre le dio una gran importancia a la amistad.
“Para mi, cultivar la amistad es lo más hermoso que
me puede pasar, porque nos ayuda, nos hace más agradable el paso por el mundo, para el que tiene un amigo no existe la soledad”,
comentó en una ocasión.
Y así fue, Silvia Mohamar nunca estuvo sola, siempre se
le veía rodeada de gente con los mismos intereses que ella, con ideales altruistas, con el deseo de ayudar a los demás, mismos
que la acompañaron en su útimo adiós, en la Capilla de Renacimiento y en el Templo de Fátima.
“Dicen que los amigos se cuentan con los dedos de
las manos, pero Silvia nunca tuvo suficientes manos para contar a sus amigos”, comentó Noemí Guerra, amiga de Mohamar
Abugaber.
Raúl Ortiz, compañero en proyectos comunitarios y amigo
de Silvia describió a quien en vida tuviera el título de Voluntario del Año 2002 como una mujer que, en vida, tuvo un gran
carisma.
“Fue mérito tras mérito lo que hizo ‘la chaparrita’,
como le decíamos, ella no tenía horas de descanso o vacaciones, ella en cuerpo y alma se entregaba al servicio comunitario”.
Silvia Mohamar Abugaber recibió reconocimientos, pese a
que nunca fue ese su objetivo, entre ellos se destacan: la Presea IMARC 1998; Rotario del Año en 1996; en 1988 se le concedió
el botón “Paul Harris” una de las condecoraciones más importantes de la Fundación Rotary y en el 2002 de manos
del Presidente de la República recibe el títilo Voluntario del Año.
Su labor altruista deja una huella imborrable en la historia
de Coahuila y para sus amigos quedarán bellas anécdotas y ese sentido del humor que la hará inolvidable.
“Era tremenda cuando estaba de humor era otra, se
transformaba en una niña o en una adulta, dependiendo del ambiente, le gustaba que le contaran chistes, finalmente para nosotros
fue una compañera que nunca olvidaremos”, reconoció Raúl Ortiz, amigo de Silvia.
ASÍ LO DIJO:
“Pienso que la vida es maravillosa, que vale la pena
vivirla y sobre todo le doy gracias a Dios porque me dejó vivirla, con mis amistades y mi familia que valoro mucho y disfruto”.
Silvia Magdalena Mohamar Abugaber, altruista y amiga.