'Inocente palomita...' no te dejes engañar
Si bien la tradición de hacer 'inocentes' a amigos o familiares se mantiene, poco a poco cae en desuso o
en el olvido
Por Eduardo Santos
Si prestó dinero o alguna otra de sus pertenencias, no se engañe, seguramente
ya perdió todo, lo único que le queda es tener presente el dicho: "inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que
en este día nada se puede prestar". Hoy es 28 de diciembre, fecha en que la Iglesia católica conmemora la muerte
de Los Santos Inocentes en honor a cientos de niños que fueron asesinados por órdenes del rey Herodes ante su temor de ser
destronado; el origen de hacer bromas en este día no tiene base bíblica, pero es una tradición. "El hecho de hacer
bromas en este día es una derivación popular por la relación que tiene la palabra inocente con aquellos niños que murieron
en el tiempo de Jesús", explicó el padre Gerardo Escareño, párroco de la iglesia de San Juan de los Lagos. Aclaró
que la guasa tiene que ser suave y con el único afán de diversión, pues de ninguna manera se debe provocar la violencia, preocupación
o falsas esperanzas en el prójimo. Hacer bromas, una tradición Mario Pérez, operador de transporte público,
quien pertenece a la cuarta generación que mantiene viva la tradición dentro de la familia, expresó que su broma favorita
es "la del enfermo". "Te haces el enfermo, todo mundo se preocupa y al último les dices santo inocente, todos se
irritan pero al final nos echamos la botana, es la clásica de la familia", mencionó. Una de las bromas que tiene
planeadas para hoy es la de vestirse de policía y hacer desatinar a los paseantes. "Vamos con las parejitas de la
Alameda, las multamos e incluso las llevamos a un lugar para que las casen, otro se viste de juez y hacemos un show", ríe
"al final vamos a cenar con todos a quienes hicimos inocentes y es así como terminamos nuestra tradición", concluyó.
Por paso generacional hay quienes recuerdan, sin embargo existen otros que lo hacen porque perdieron un reloj,
dinero o una prenda de vestir justo un día de Los Santos Inocentes. Miguel Angel Flores, estudiante de turismo, recordó
que su afán de hacer bromas nació después que un tío le quitó un reloj, precisamente un 28 de diciembre. "Llego a
pedir prestado chamarras, relojes, de todo y quien se deja, se deja, además nunca falta un inocente", manifestó el joven que
hace bromas desde hace seis años. Una costumbre que se ha perdido Humberto Villacobos de 80 años y José Antonio
Luna de 70 recordaron que antes las bromas no eran tan exageradas y que buscaban como objetivo principal la diversión. "Te
daban un regalo y te decían te lo manda 'Fulano de Tal', nombre era una chancla vieja adentro de una caja; pero si se ha ido
perdiendo la tradición, hay gente que ya ni se acuerda que día es", indicó Humberto Villacobos. Una de las bromas
que más recuerda José Antonio Luna es la realizada por la prensa en donde se dijo que el peso igualó al dólar en momentos
de crisis mexicana. Aunque el 28 de diciembre es para algunos motivo de festejo con bromas, para otras personas es
una fecha inadvertida, en la que sólo cuando se acuerdan realizan una que otra broma en familia. Anabel Moreno comentó
que sólo cuando se acuerda del día hace bromas en familia y que éstas por lo regular son sencillas, pues no le gusta llevarse
fuerte con los demás. "Creo que las bromas son de mal gusto, ya pasándose de un límite en el cual se pueda afectar
a otra persona", declaró María Trinidad Vázquez. Más vale prevenir que lamentar, y aunque el 28 de diciembre se recuerda
cada vez menos, es mejor no dejarse engañar por aquellos que quieren conservar la tradición de buscar a "inocentes palomitas".
DÍAS DE AYER - En 1703 se da a conocer en México el 28 de diciembre como el Día de los Santos Inocentes
y después de 1820 se optó por hacerla una fecha especial para vacilar con los conocidos.
- Por aquellos tiempos se devolvía el objeto prestado, junto con charolitas de hojalata y juguetes en miniatura
hechos para la ocasión, pero no resultó rentable para quien hacía la broma, por lo que esta costumbre quedó en el olvido.
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